San Cristóbal de La Laguna es una ciudad cargada de historia, anécdotas y curiosidades.
Muchos sucesos curiosos se remontan al nacimiento de la ciudad, cuando Canarias era terreno de Piratas o cuando el Adelantado Fernández de Lugo inició el pulso de poder entre él y la Iglesia. Se cuenta que la curva de la calle de La Carrera fue confeccionada adrede por Fernández de Lugo para no ver la iglesia de la concepción desde su casa.
Habiendo historias de Guanches, Conquistadores, Piratas o Monjas, no podía faltar una historia de Fantasmas. "La Historia de Catalina Lercaro".
Cuenta la leyenda que a finales del siglo XVI falleció la joven Catalina Lercaro y que según varios testigos sigue presente en su casa, el Palacio Lercaro que actualmente alberga el Museo de Historia y Antropologia
El noble Don Antonio Lercaro, importante comerciante genovés asentado en Tenerife tras la conquista, vivía en su casa con su familia y su hija Catalina. Siguiendo las costumbres de la época, el patriarca obligó a su hija a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad. Al ver el destino que le esperaba, Catalina pone fin a su vida el día de su boda, lanzándose a un pozo, situado en la parte trasera de la vivienda.
La leyenda cuenta que la familia tuvo que enterrar a la fallecida en las estancias de la casa ya que la iglesia se opuso a que recibiera la santa sepultura en un cementerio.
Su familia avergonzada por el suicidio de su hija, decidió trasladarse a vivir a La Orotava. Aunque los comentarios que se levantarían en la ciudad eran que la familia huyó de La Laguna porque en su casa seguía deambulando el alma atormentada de Catalina.
Son varias las personas que afirman haber oído voces o haber visto un espectro haciendo sonar sus pasos en el piso superior del edificio. Aunque hay investigaciones que desmontan esta leyenda, es cierto que es una buena historia, un cuento con buenos ingredientes para captar la atención de los visitantes al museo y a la ciudad.
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